Fuente El Comercio
20 de enero de 2010
Al buscar temas para hacer nuestros post encontré una historia real y muy atípica para la época en que se desarrolló. Ocurrió en Lima, y describe cómo una menor afrontó el reto de ser madre a la edad del juego. Y esto hace más de 70 años…
Conmocionó a la conservadora sociedad peruana, que entonces estaba muy pendiente de todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial. Corría el año ‘39, cuando en la vieja Maternidad de Lima vio su primera luz Gerardo Medina, hijo de Lina Medina. Él nació mediante una operación cesárea, el 14 de mayo, Día de la madre. Hasta aquí no había nada extraordinario en esta historia, salvo la anécdota de la fecha.
Sin embargo, el parto de Gerardo fue registrado en el récord de la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología; y es que su madre era apenas una pequeña de cinco años. Esta niña, que había desarrollado caracteres físico-sexuales a la corta edad de 2 años, quedó embarazada en circunstancias no esclarecidas, poco antes de cumplir los 5 años. Sus padres que vivían en el pueblito de Antacancha (Huancavelica), a 450 kilómetros al este de Lima, se alarmaron mucho cuando empezaron a notar que el vientre de la pequeña empezaba a crecer y pensaron que estaba tocada por algún maleficio.
Según las costumbres y creencias de algunos lugares en aquellos años, decidieron consultar con unos chamanes, pues para ellos Lina “tenía una culebra en la barriga” y había que sacársela para acabar con el mal. La sometieron a diferentes rituales andinos, heredados de las tradiciones incaicas, sin resultado alguno.
Por ello, su desesperado padre decidió trasladarla a Pisco para que la revisara un médico. Allí Gerardo Lozada, médico ginecólogo, luego de realizarle algunos exámenes para descartar un posible fibroma, descubrió que el “mal” que aquejaba a la niña era un embarazo de ocho meses. El médico, quien dio parte a la Policía del extraño caso, trasladó a la niña a Lima, en donde junto con otros especialistas, el doctor Rolando Colareta y el doctor Busalleu, atendió el parto.
Gerardo llegó al mundo con un estado saludable, pesando 2.700kg y midiendo 48 cm, y fue nombrado así en honor al doctor que atendió a Lina. El Comercio publicó el inusual parto en su edición del 15 de mayo de 1939. Ver la nota (PDF) en el siguiente enlace: linamedina.pdf
Siendo un misterio el origen del embarazo, se especuló primero una violación sexual, delito por el que su padre, Tiburcio, fue detenido unos días y liberado después por falta de pruebas. También se acusó a un hermano mayor de la niña, quien sufría de alteraciones mentales, pero éste corrió la misma suerte del padre, quedando también libre de culpa.
Pobladores de la zona y vecinos de la familia crearon historias que iban desde una concepción divina como la de la Virgen María hasta la creencia de que el niño era un enviado del Dios Sol. No se descubrió entonces al padre de la criatura, pero la explicación científica de la concepción a tan corta edad se debió a que la niña sufría de pubertad precoz, fenómeno que se produce cuando existe una deficiencia u alteración del funcionamiento de la glándula pituitaria.
En la actualidad, Lina Medina, de 76 años, reside al lado de su esposo, Raúl Jurado, en un barrio humilde de Lima, rodeado de delincuencia y miseria, conocido como Chicago Chico, en el distrito de Surquillo. Su hijo Gerardo falleció a la edad de 40 años de un extraño mal a la médula. Ella nunca quiso declarar a la prensa y, hasta hoy, su esposo es el único que ha denunciado el incumplimiento del Estado y de los científicos que tanto le ofrecieron cuando su caso se hizo público.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Conmocionó a la conservadora sociedad peruana, que entonces estaba muy pendiente de todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial. Corría el año ‘39, cuando en la vieja Maternidad de Lima vio su primera luz Gerardo Medina, hijo de Lina Medina. Él nació mediante una operación cesárea, el 14 de mayo, Día de la madre. Hasta aquí no había nada extraordinario en esta historia, salvo la anécdota de la fecha.
Sin embargo, el parto de Gerardo fue registrado en el récord de la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología; y es que su madre era apenas una pequeña de cinco años. Esta niña, que había desarrollado caracteres físico-sexuales a la corta edad de 2 años, quedó embarazada en circunstancias no esclarecidas, poco antes de cumplir los 5 años. Sus padres que vivían en el pueblito de Antacancha (Huancavelica), a 450 kilómetros al este de Lima, se alarmaron mucho cuando empezaron a notar que el vientre de la pequeña empezaba a crecer y pensaron que estaba tocada por algún maleficio.
Según las costumbres y creencias de algunos lugares en aquellos años, decidieron consultar con unos chamanes, pues para ellos Lina “tenía una culebra en la barriga” y había que sacársela para acabar con el mal. La sometieron a diferentes rituales andinos, heredados de las tradiciones incaicas, sin resultado alguno.
Por ello, su desesperado padre decidió trasladarla a Pisco para que la revisara un médico. Allí Gerardo Lozada, médico ginecólogo, luego de realizarle algunos exámenes para descartar un posible fibroma, descubrió que el “mal” que aquejaba a la niña era un embarazo de ocho meses. El médico, quien dio parte a la Policía del extraño caso, trasladó a la niña a Lima, en donde junto con otros especialistas, el doctor Rolando Colareta y el doctor Busalleu, atendió el parto.
Gerardo llegó al mundo con un estado saludable, pesando 2.700kg y midiendo 48 cm, y fue nombrado así en honor al doctor que atendió a Lina. El Comercio publicó el inusual parto en su edición del 15 de mayo de 1939. Ver la nota (PDF) en el siguiente enlace: linamedina.pdf
Siendo un misterio el origen del embarazo, se especuló primero una violación sexual, delito por el que su padre, Tiburcio, fue detenido unos días y liberado después por falta de pruebas. También se acusó a un hermano mayor de la niña, quien sufría de alteraciones mentales, pero éste corrió la misma suerte del padre, quedando también libre de culpa.
Pobladores de la zona y vecinos de la familia crearon historias que iban desde una concepción divina como la de la Virgen María hasta la creencia de que el niño era un enviado del Dios Sol. No se descubrió entonces al padre de la criatura, pero la explicación científica de la concepción a tan corta edad se debió a que la niña sufría de pubertad precoz, fenómeno que se produce cuando existe una deficiencia u alteración del funcionamiento de la glándula pituitaria.
En la actualidad, Lina Medina, de 76 años, reside al lado de su esposo, Raúl Jurado, en un barrio humilde de Lima, rodeado de delincuencia y miseria, conocido como Chicago Chico, en el distrito de Surquillo. Su hijo Gerardo falleció a la edad de 40 años de un extraño mal a la médula. Ella nunca quiso declarar a la prensa y, hasta hoy, su esposo es el único que ha denunciado el incumplimiento del Estado y de los científicos que tanto le ofrecieron cuando su caso se hizo público.
(Rosa Hermoso Alvarado)
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